El doctor Edward Bach fue un gran observador de la conducta humana, percatándose de que, detrás de la mayoría de las enfermedades, existía un desajuste emocional. Fue un ser con una vocación de ayuda extraordinaria que lo llevó a crear un sistema de sanación sencillo y eficaz para armonizar nuestras emociones.

Bach creó 38 remedios florales durante la época comprendida entre 1920 y 1930. Cada uno de ellos corresponde a un estado anímico básico (miedos, tristeza, impaciencia etc.).

El Dr. Bach nació en 1886 en Moseley, Inglaterra. Comenzó sus estudios en 1906 y los acabó en el University College de Londres en 1912.

Durante la Primera Guerra Mundial, y debido a su débil salud, no fue al frente pero se volcó en la ayuda a los heridos. Su grado de implicación fue tal que acabó agotado en una mesa de operaciones en 1917. Los cirujanos le dieron tres meses de vida. Él volvió a su trabajo con la determinación de poder hacer su última contribución a la medicina antes de morir. Se involucró de tal forma que los meses iban pasando y él se encontraba cada vez mejor. Vivió 20 años más.

Tras interesarse por la medicina holística, aceptó un puesto vacante en el Hospital Homeopático de Londres donde creó los llamados “7 nosodes de Bach”.

Aún así, y siendo consciente de la influencia de la personalidad y las emociones en el ser humano, algo le instaba a buscar una medicina más sutil que la propia homeopatía.

En 1930 abandona su lucrativa carrera, vende todo lo que posee y decide marcharse a vivir en plena naturaleza para dejarse guiar por sus dotes intuitivas como sanador y encontrar esa medicina. De esta forma, alejado de la ciudad y ayudado por su colaboradora Nora Weeks, recolectó y probó en sí mismo cientos de flores.

Pasaba el año alternando períodos de recolección y prueba, con una desinteresada entrega al prójimo.

En 1936 moría a los 50 años de edad después de haber anunciado un año antes que daba por cerrada su investigación.

Prácticamente destruyó casi todo el material escrito dejando lo básico con la determinación de que su sistema floral fuera lo más simple y accesible a todos los que necesitasen su ayuda, con la certeza de que sus asistentes, Nora Weeks y Victor Bullen, mantendrían con la misma sencillez y principios el sistema floral creado.

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